Amigos de la Fuente Grande de Ocaña


Corre el año de 1573 cuando en la Villa de Ocaña comienza la construcción de una nueva fuente para abastecer la creciente necesidad de la población.​
Contaba Ocaña en esta época con más de 3000 vecinos, cuatro parroquias y tres monasterios de frailes y dos de monjas y otros dos que se construían entonces. Había unas sesenta y cuatro fábricas de jabón y más de doscientos alfares.
​ En esas fechas el único abastecimiento de agua de la población provenía de la Fuente Vieja situada en el mismo valle en el que se sitúa la nueva fuente.​
Se construyó a expensas de las arcas municipales, haciendo el partimento entre los vecinos de la villa. El gasto diario era de más de veinte mil maravedíes, tanto en gente como en materiales.​
Baltasar de San Juan (zahorí e hidráulico contratado por Felipe II para encargarse de los manantiales que debían regar los jardines de Aranjuez) estuvo en Ocaña para reconocer la mina y comprobar que tenía agua. Entre los maestros de obras encontramos a Blas Hernández y Francisco Sánchez, ambos hijos de Ocaña. Los canteros y escultores también eran hijos de Ocaña.
Toda la piedra empleada se extrajo de las canteras de Noblejas y Colmenar de Oreja.
​ Diego de Orejón fue otro de los expertos traídos para reconocer la obra. De la autoría del proyecto nada sabemos; se sospecha, por las características de la obra y por los expertos que intervinieron, que el autor podría ser Juan de Herrera.
Originariamente la fuente tenía un caudal de trescientos cuarenta y cinco mil litros, en los tiempos de mayor sequía, y cuatro millones quinientos setenta y cinco mil en las épocas de abundancia.
​ A lo largo de los siglos la Fuente ha sufrido varias inundaciones producidas por las lluvias recogidas en el valle donde se sitúa.
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La primera fue el 13 de agosto de 1784, quedando destruidas gran parte de las murallas que resguardan la fuente. Además, el agua quedó detenida en el patio, llegando hasta una altura considerable. Según las crónicas de la época el Ayuntamiento, careciendo de medios para el arreglo, acudió al Rey, para pedir que perdonase al pueblo diecinueve mil reales que adeudaba por el último tercio de la contribución extraordinaria del año 1783.El rey concedió a Ocaña esta gracia, pero los daños habían ascendido a la cantidad de ciento siete mil reales y se vieron obligados a pedir autorización para tomar lo que faltaba del censo.
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En 1819 aconteció la segunda gran inundación. El 23 de agosto se desató una terrible tormenta que inundó los dos patios de la Fuente a la altura del duodécimo escalón de los 18 de que consta por lado la escalera de los lavaderos.​
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La tercera sucedió el 29 de agosto de 1830. Una extraordinaria tormenta causó grandes destrozos en el patio, los lavaderos y las galerías interiores. El agua llegó hasta el decimosexto escalón de la escalera de bajada a los lavaderos, y se introdujo en la mina hasta dos metros de forma que no surtió agua clara hasta el 7 de septiembre. Esta inundación se hubiera evitado si el gran puente que existe bajo las escaleras de los lavaderos hubiese estado abierto y en comunicación con el caz.
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9 de septiembre de 1990 : Las fuertes lluvias caídas ese día provocaron el desbordamiento del Mar de Ontígola y consecuentemente inundaciones en Aranjuez. La villa de Ocaña no sufrió grandes males en su casco urbano pero la Fuente Grande, al encontrarse en el valle, recogió más de diez millones de litros de agua. Llegando ésta hasta el tejado del pórtico de la fachada principal. ​
