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     Pasamos ahora a describir la parte exterior de la fuente, que no se queda atrás en grandeza, respecto a la parte interior, sino que la dignifica.

​     El conjunto está formado por un gran rectángulo excavado para llegar al nivel de las galerías y divididos en dos recintos: el de la fuente y el de los lavaderos.

     Se trata de una amplia plaza rectangular, 53m x 41m aproximadamente, rodeada por tres muros y un elegante pórtico de orden toscano, que cobija la fuente propiamente dicha.

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    Esta plaza presenta un gran desnivel en el ángulo suroeste que sirve para hacer una amplia entrada en rampa destinada a la bajada del ganado. Otro acceso se encuentra en  el ángulo sureste, junto al lado del pórtico, constituido por una gran escalera de grandes proporciones que salva la altura entre el camino que bordea la fuente y la plaza de ésta.

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​​    Se trata una escalera de dos ramas, típica del Renacimiento. Las dos ramas arrancan juntas, pero en sentidos opuestos, de un descansillo de la parte inferior, al cual se accede subiendo cinco peldaños. Ambos ramales están bordeados por muros bastante altura rematados en albardilla de mediacaña y bolas, como todos los muros, tanto de la fuente como de la urbanización que la rodea.

    Los muros que rodean la plaza son de mampostería, tienen alturas muy diversas y están coronadas por un lomo de toro de piedra caliza y, de cuando en cuando, adornando ángulos y machones, aparecen las bolas de la misma piedra, tan típicas de la arquitectura herreriana. Solo el muro que separa la fuente de los lavaderos carece de esta decoración y está rematado por sillares ligeramente inclinados a manera de vierteaguas.

    El pavimento de la plaza presenta grandes recuadros delimitados por bandas o encintados de losas de piedra caliza, cuyo interior está constituido por un pavimento de guijarro.

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​​​​​     El muro de la entrada en rampa presenta un paso abovedado que atraviesa el  camino que por el Oeste delimita la plaza, y deja pasar el agua a los huertos que hay más abajo del valle, constituyendo el desagüe general de la fuente.

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    El pórtico presenta forma de “u”, con un frente principal de diecisiete vanos y dos sensiblemente perpendiculares al primero de dos vanos cada uno. Está construido sobre un peldaño o zócalo de sillares que salva las pendientes dadas a la plaza para la evacuación del agua y se puede observar, entre pilastra y pilastra, que el zócalo tiene una débil hendidura que sirve de desagüe al sobrante de la fuente. Las pilastras son también de sillería caliza con fina y sobria modulación.

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     La cubierta del pórtico está realizada en bóvedas vaídas de ladrillo, enmascaradas con arcos fajones que se apoyan en las pilastras. El fondo del pórtico lo constituye una gruesa obra de 2,20m de espesor, con frente de ladrillo hacia el pórtico. Esta gran obra no es otra cosa que un poderoso muro de contención, que sujeta y detiene las tierras de aguas arriba del valle, que alcanzan una altura muy por encima del nivel de la plaza.

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     Todo el conjunto de pórtico y muro de contención se remata con una cubierta a dos aguas realizada con losas de piedra. Para adorno de la cubierta que da hacia la plaza, y mayor armonía del conjunto se dispusieron bolas sobre base cúbica; coincidiendo con los ejes de las alas del pórtico aparecen dos leones de piedra sosteniendo un escudo con las armas de la villa y que son obra del escultor Alonso Carrera.

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     Para desagüe de todos los terrenos situados inmediatamente aguas arriba de la fuente, el muro de contención posee dos orificios cuadrados o puertas, a través de las cuales el agua se desliza por una rampa hasta la plaza salvando el pilón que encierra la galería.

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     El interior del pórtico está ocupado por un gran pilón cuyo fondo coincide con la parte mas profunda de la plaza, para hacer posible su desagüe. Este pilón está dividido en dos sectores por un muro situado prácticamente en el centro del pórtico.

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    Estos sectores  desaguan en el centro del pórtico por dos conductos que atraviesan el zócalo hasta verter en el encintado que recorre el fondo de la plaza hasta la galería del desagüe.

LOS CAÑOS​

 

    El agua llegaba a la Fuente por dos orificios hechos a la altura de los dos canalillos procedentes de la mina y muy cerca de la puerta de ésta que se encuentra  en el extremo derecho del pórtico.

   Por estar situados cerca del antepecho era imposible recoger el agua directamente de ellos. A mediados del siglo XIX varios ingenieros y fontaneros reconocieron la Fuente y desistieron de hacer reforma alguna a causa del desnivel que hay entre el depósito principal y la salida del henchidero.

     En 1870, Martín Caballero y Cabello, ayudante de ingenieros de ferrocarriles, presentó un proyecto para establecer diez caños en el primer tramo de la galería. Tuvo que recurrir a hacer una construcción en piedra que reparte el agua de los dos canales, por medio de cinco cubos de piedra a diez caños de bronce.

    Paralelo al muro posterior y a la altura de la salida del agua, va un canalillo, apoyado en el muro, que recoge el agua proveniente de los manantiales de peor calidad. Recorre todo el pórtico, pasando por debajo de las dos rampas y lleva el agua al abrevadero y los lavaderos.

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EL ABREVADERO

    Aprovechando el muro que separa la Fuente de los lavaderos, y partiendo de la terminación de la galería, se construyó un gran abrevadero. Se trata de un rectángulo de 3x39,5 metros y una profundidad variable de 0,75 a 0,58m, dividido en dos partes casi iguales por un murete de piedra, que por medio de un orificio a ras del suelo y una hendidura en la parte superior deja que el agua pase y llene los dos pilones. El agua llega por el canalillo que recorría la galería, el cuál perfora el muro que continúa hacia los lavaderos para llevar el sobrante

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LOS LAVADEROS

 

    Contiguo a la plaza de la Fuente, y separado de ella por el muro al que se adosa el abrevadero, se encuentra otro espacio, de planta rectangular, de 50x18 m, todo él empedrado con grandes losas que, con los adecuados vertidos y pendientes, facilitan el desagüe de todo el recinto.

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    Dos grandes estanques o lavaderos iguales y paralelos ocupan casi todo el espacio.

     

   El agua llega por el canalillo que comunica la fuente y los lavaderos y continúa en este recinto recorriendo, alojado en su interior, los muros este y parte del norte y sur, formando una “u” similar a la del pórtico de la fuente. Un sillar, especialmente labrado con sección triangular, cubre cada tramo del canalillo y sirve de apoyo a los arquitos que hay en la parte superior. Estos arcos son de ladrillo y forman a modo de hornacinas, metidas en el muro. Su función podría ser decorativa, a la vez que servía para dejar los utensilios de trabajo.

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     El agua pasa a los dos lavaderos por medio de otros dos canalillos que, partiendo del que recorre el muro, perpendicularmente, une éste con los pilones.

 

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     Los lavaderos tienen unas dimensiones de 4,5 por 43,5metros y profundidad variable de 0,43 a 0,62 metros. Su pavimento, de roca caliza, tiene forma de V para facilitar el desagüe que está situado en el centro.

 

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​​​​​​​​​​​​     Tanto la zona del pavimento comprendida entre ambos como entre cada uno y su respectiva pared tienen igualmente forma de V para el desagüe. Además, los rodea un zócalo que sirve de asiento a los sillares que forman los bordes de estos dos pilones. Estos sillares tienen la cara superior cortada en ángulo para facilitar la labor del lavado.

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     El pilón de la izquierda está dividido en dos partes desiguales por un murete de la misma piedra. La parte menor estaba destinada para lavar la ropa de enfermos y difuntos, así como de los aperos de labranza.

 

    Por los cronistas de Ocaña sabemos que en estos lavaderos hacían su labor más de trescientas mujeres, uno de los ellos se destinaba a la faena mientras el otro se limpiaba.

​   En el muro oeste, el que se encuentra enfrente del de los arquitos, está la escalera que da acceso a los lavaderos de dos ramales y del mismo material que los muros que salva el gran desnivel existente (5m). Los dos ramales confluyen en la parte superior en un descansillo, del que se pasa perpendicularmente al camino, entre dos bolas que rematan el muro de contención de este sobre la fuente. Debajo de la escalera, por la parte que da a los lavaderos, hay un paso abovedado que comunica con el otro lado del valle, por debajo del camino, que actúa como desagüe general.

    El muro de la cara norte alcanza también una gran altura y en su extremo este, muy cerca de las hornacinas, se encuentra la llamada Fuente del Piojo. Esta fuente se capta por otra pequeña galería en mina, de muy escasa longitud, que se adentra en el borde del valle en dirección Norte.

​   La obra se completa con un largo caz para prevenir las inundaciones, encauzando las aguas de lluvia que recoge el valle, un camino, un muro que resguarda las huertas de la parte de abajo del valle y dos vías de acceso.

     Para más información consultar la publicación: “ La Fuente Grande de Ocaña, una posible obra de Juán de Herrera” de Rosario Coppel Areizaga y Antonio Almagro Gorbea

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